jueves, 7 de marzo de 2013

El silencio de la Comunicación

Aquella tarde decidí que no volvería a sufrir por tu mal llamado amor. Jamás dejaría que volvieras a hacerme daño, te amé demasiado para darme cuenta de que tu solo jugabas a tenerme cuando se te antojaba. No hay ceguera mayor que la que produce el amor. Si me alejaba de ti me perseguías diciéndome que mi amor era lo mejor que te había pasado en la vida, para después una vez rendida en tus brazos dejarme tirada en la soledad más absoluta. “El perro del hortelano”, ni contigo ni sin ti. Pero el día de mi liberación había llegado, vomité todo mi dolor, todo lo que durante tantos años por el miedo a perderte había callado. Tu respuesta a mis palabras no pudo ser más descarnada, te limitaste a mirarme con total indiferencia y el silencio envolvió la habitación. Hubiera preferido tus insultos y tus excusas amañadas, al dolor de tu silencio. Sabías que nada podría dolerme tanto como esa ausencia de palabras, ese silencio cruel, que partiría en dos mi alma y dejaría sin sentido esos años pasados a tu lado.
 

Josh Billings, realmente llamado Henry Wheeler Shaw (1818-1885) quizás fue después de Mark Twain el más famoso escritor humorista de los Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX, decía: “El silencio es uno de los argumentos más difíciles de refutar”.


A veces pensamos que el silencio es la ausencia de comunicación, aunque en realidad más bien podríamos decir que el silencio también es comunicación, solo que carece de palabras. (Diana Ohara: El silencio también es comunicación).


No pudimos evitarlo, de una manera casual los dos fuimos a coger el mismo libro de aquella estantería de la biblioteca. Hacía mucho tiempo que éramos amigos, los dos conocíamos nuestros sentimientos pero jamás hablamos de ellos. Yo sabía de tus miradas cuando creías que no te veía. Tu no te extrañabas de mis frecuentes encuentros en la biblioteca “casualmente” los días en que acudías a estudiar allí. Pero aquella mañana en la que al coincidir en la elección de ese libro tú mirada quedó anclada en la mía durante segundos que duraron horas, sobraron las palabras, no hicieron falta, tus ojos me revelaron todo lo que sentías por mi y los míos el gran amor que desde muchos años atrás tenia guardado, en espera del tuyo. Nunca un silencio fue tan esclarecedor, podemos mentir con las palabras pero no con la mirada y en medio de ese silencio tuvimos la certeza de que nuestras vidas jamás se separarían.
 

El 9 de febrero de 2011 leí en un periódico digital una noticia de la agencia EFE:
Ban Ki-moon dice que el silencio de Naciones Unidas anima al gobierno Sirio a seguir matando. El secretario general de la ONU Ban Ki-moon, lamentó este miércoles el “desastroso” silencio del Consejo de Seguridad sobre la situación de Siria y destacó que la falta de acuerdo para condenar al gobierno de Bachar al Asad anima al régimen de Damasco a intensificar “la guerra sobre su propio pueblo”.
 

Benedicto XVI, en el mensaje para la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales celebrado el 20 de mayo de 2012 (solemnidad de la Ascensión del Señor), bajo el lema “Silencio y Palabra: Camino de evangelización”, expuso que:
 
  • El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido.
  • El silencio y la palabra son dos elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia para un renovado anuncio de Cristo en el mundo contemporáneo.
  • El silencio que a veces puede ser más elocuente que una respuesta apresurada y que permite a quien se interroga entrar en lo más recóndito de si mismo y abrirse al camino de respuesta que Dios ha escrito en el corazón humano.

Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra”. (Georges Clemanceau).
 

Esta fuente inagotable de consejos prácticos que es la sabiduría popular afirma que “Uno es dueño de sus silencios pero esclavo de sus palabras”, los autores recurren a los clásicos y rompen una lanza a favor de la importancia del silencio en la comunicación interpersonal, remarcando su importancia en el ámbito empresarial como elemento de prudencia, reflexión y respeto y como “arma” estratégica para intervenir en el interlocutor.


Parafraseando a Bernard Shaw, los autores “son tan partidarios de la disciplina del silencio que podrían hablar horas enteras sobre ella”.
 

El silencio no es sólo el contrapunto necesario a la palabra, sino un elemento de comunicación en sí mismo, cuyo valor puede llegar a equipararse al de la palabra. El manejo del silencio en la comunicación interpersonal, tanto en el ámbito profesional como en el particular, puede ayudarnos a mejorar nuestra forma de relacionarnos y, por ende, facilitarnos la consecución de nuestros fines. No en vano el silencio es, después de la palabra, el segundo poder del mundo.(Enrique de Mora Pérez y Carolina Muñoz Carrera, socio Director y Consultora de RR.HH., respectivamente, de Exceltia Soluciones Empresariales)
 

La gestión del silencio en la comunicación interna de las organizaciones en épocas de crisis:
El silencio es una forma de comunicación. Por tanto si queremos controlar la comunicación, debemos saber gestionar y administrar el lenguaje del silencio. En las organizaciones, la gestión eficaz de la comunicación comprende necesariamente saber administrar de forma adecuada los silencios.
 

Tiempo ha pasado desde que Joseph Antoine Toussaint Dinonart (1716-1786) escribiera en 1771 su famoso tratado “El arte de callar”. El eclesiástico y polígrafo francés sostenía que en la comunicación sólo se domina la situación plenamente si se sabe gestionar certeramente el silencio. En cambio cuando se trata de comunicación interna organizacional el silencio pasa a ser percibido más bien como un factor generador de consecuencias indeseables y nada productivas.


El silencio en el trabajo puede ocasionar entre los afectados – directivos, mandos intermedios y trabajadores principalmente – sentimientos de humillación, ira y resentimiento provocando que éstos puedan desconectar de sus obligaciones y cometidos, y adoptar posturas autoprotectoras que conducirán a que afloren miedos e inseguridades. En consecuencia pueden anular cualquier estímulo creativo y hacer peligrar la productividad. (Jose Ramón Moratalla Escudero, Director de Marketing de la Editorial y del portal Difusión Jurídica. Grupo Difusión)
 

Por último recuerdo un fragmento de la canción “Silencio” de David Bisbal incluido en su álbum “Premonición”:
 
 
“Ya no tengo palabras,
de todo y de nada el tiempo se las llevó,
sólo queda la noche en mi interior.
Y este frió de amor…
Y esta calma que rompe el corazón,
de esta guerra yo he sido el perdedor,
y se clava muy dentro este silencio,
eterno y mudo como el recuerdo
del amor que tú me diste.
Silencio,
tan vació y tan muerto.
Como quema este dolor del silencio,
que llena cada espacio en mi cuerpo.
Como duele este silencio de amor”

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