jueves, 7 de marzo de 2013

"El amor viaja en autobús"


María Pilar Martínez Barca vive en Zaragoza. Es una escritora, poeta y doctora en Filología Hispánica de 49 años. Se considera a sí misma una persona cabezota y luchadora respecto a los temas referidos con su discapacidad, es paralítica cerebral. Habitualmente escribe para el Heraldo de Aragón y para la revista Humanizar. Es autora de varias publicaciones como "Epifanía de la luz", "Historia de amor en Florencia", "Flor de agua", y " La manzana o el vértigo", entre otras. 



- En los años sesenta, en una España muy poco mentalizada con los temas de integración, ¿se sintió muy alejada del resto de sus compañeras?
- Yo en los años 60 no tenía compañeras, estudiaba en casa gracias a la ayuda de mis padres y gracias a Auxilia (Asociación de ayuda a personas discapacitadas) puede sacarme los estudios primarios y el graduado escolar. Más tarde con INBAD (Instituto nacional de bachillerato a distancia) pude hacer bachillerato y COU. Cuando llegué a la universidad siempre me sentí como una persona más entre mis compañeros.


- Para aquellos que muchas veces nos hundimos ante los escollos que aparecen en nuestras vidas, usted es un ejemplo a imitar. ¿De dónde sale su fuerza?
- No soy ningún ejemplo a seguir, soy una persona más con limitaciones. Yo pertenezco al Foro de Vida Independiente y desde ahí tratamos de cambiar el nombre de discapacidad por el de diversidad funcional, ya que todos somos diversos, nadie es un ejemplo porque todos somos diferentes cada uno con su dificultad. Por esta causa sí puedo considerarme una luchadora.
La fuerza está en el interior, yo la saco porque soy creyente de Dios y gracias a Él y a la literatura tengo fuerzas para seguir adelante. En mi opinión creo que tengo una misión a través de la literatura y a través de divulgar que somos diferentes ya que tenemos derecho a la vida. Mi madre siempre me decía: "tú te crees una salvadora" y me criticaba por ello. Recuerdo que una vez escuché en la radio que los presos en los campos de concentración aguantaban más y tenían más fuerzas porque consideraban que estaban allí por una misión, para transmitir al mundo sus experiencias en ese lugar.


- ¿De dónde partió su vocación para estudiar Filología Hispánica?
- En Auxilia una profesora me daba clases en un aula colectiva con cinco alumnos diversos que no habíamos podido estudiar en cualquier clase. Allí mismo impartían una especie de tutorías de arte e historia. Fue Carmen Sender (profesora que impartía la tutoría) la que me influyó en estudiar filología, a pesar de que la historia no me gustaba nada.

- ¿Qué lugar ocupa la poesía en su vida?
- Desde pequeña me entusiasmaba la poesía, y todavía no he podido dejarlo. Empecé a escribir poesías de cumpleaños a los 6 o 7 años. A los 12 decidí que quería ser escritora, a pesar de que mis poesías eran muy malas. Aprendí a escribir poesías en COU. Me apunté a un cursillo de iniciación a la poesía impartido por Rosendo Tello. En el taller le dábamos nuestras poesías anónimas y él nos las devolvía corregidas con nuestro nombre escrito. Las mías siempre estaban tachadas en rojo. Recuerdo un día en especial que salí del cursillo muy enfadada (se ríe). Había algunos alumnos que no aguantaban tanta presión y abandonaban, ya que él era muy estricto. Un día el profesor cogió una de mis poesías y le dijo al resto de los alunmos que yo tenía madera, así que dos años después formamos un pequeño grupo para que Rosendo nos diera unas clases “particulares”. De este curso salieron grandes poetas. Llegó un momento en el que yo me veía atada porque solo escribía lo que él me decía, así que decidí escribir por mi cuenta, ya que la técnica ya me la había aprendido. Dicen que escribir poesía es como pintar, primero hay que seguir una técnica y después dejarse llevar por tu estilo. También la comparan con el piano, ya que todo el mundo se pone a tocar (o a escribir en este caso) sin haber aprendido antes.


- En "Epifanía de la luz" describe sus experiencias infantiles y adolescentes, ¿cuál de ellas le marco más?
- Me cuesta mucho elegir una en concreto, pero posiblemente sería las veces que estaba en casa con mi madre y con mis tíos, pasaba mucho tiempo con ellos porque estudiaba allí. Hay un poema muy especial en “Epifanía de la luz” dedicado a mi tío Fermín, estaba mucho tiempo conmigo.

- He leído que usted descubrió que la cebolla y el pan también hablan de amor. ¿Podemos encontrar el amor en casi todas las pequeñas cosas que nos rodean?

- Sí, el amor está en todos los sitios, esto es tan evidente que no sé ni como contestar. Yo conocí a Jesús en un viaje, encontré el amor allí, en un autobús. El amor viaja en autobús. El amor podemos encontrarlo en las cosas cotidianas, el amor está en todos lados, en cualquier acto o acción.

- "La manzana o el vértigo" está dedicada a su gran amor, Jesús Alba, ¿cómo ve el amor en estos tiempos donde triunfa el desamor?

- No es verdad, no triunfa el desamor. El amor es una de las fuerzas que nos mueven. ¿Cómo va a haber desamor si el amor nos mueve y nos hace vivir?. Existe la comodidad, la gente va a lo cómodo. Tener una pareja o tener hijos no es cómodo, por eso las parejas se rompen, pero esto no es desamor.

- En su obra aparecen "Las verdaderas víctimas sin historia". ¿Quiénes son?

- Son aquellas personas que no tienen historia. Hay muchas víctimas de terrorismo, pero sus nombres aparecen en los periódicos; en cambio hay víctimas anónimas como las mujeres maltratadas o diversos funcionales maltratados o bien los niños que no llegan a nacer. Esta gente, estas personas son anónimas y son víctimas, ya que están sufriendo y nadie sabe quienes son.

- De vez en cuando colabora con la revista Humanizar, ¿qué supone para usted este trabajo?

- Muchas cosas, aquí defiendo que los diversos somos iguales y que somos capaces igual que el resto. En la revista tengo una página para hablar de discapacidad, hablo sobre la fuerza que tenemos cuando hay límites. Esto es igual que una goma, cuando la estiras mucho se puede romper o dar mucha fuerza. La muerte es el límite que todos tenemos.

- Ganó el premio Tiflos de Periodismo de la ONCE en la modalidad de Prensa Escrita por sus artículos y reportajes de 2008 en El Heraldo de Aragón y la revista Humanizar, ¿Qué significó este reconocimiento dentro de su carrera?

- Supuso una gran alegría y me dí cuenta de que tenía que seguir. Si te quedas en el premio, te estancas. Esto debe ser una anécdota comparando con todo el trabajo que hay que hacer.

- ¿Cuál es su próximo reto profesional?
- Estoy terminando una novela titulada “Las tres en raya”. Habla de tres generaciones que se reúnen.


- ¿Qué consejos daría a los estudiantes de periodismo que van a graduarse en los próximos años?
- Ninguno, ¿quién soy yo para dar consejos?. Les diría que estudien y que como periodistas intenten decir la verdad, ya que el periodismo está muy politizado.

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